Cómo las condiciones y anomalías uterinas afectan su fertilidad
Al saber que el 20 % de las mujeres que luchan con la infertilidad tienen una condición o anomalía uterina subyacente, uno podría preguntarse: ¿de qué manera mi útero afecta mi fertilidad?
Un diagnóstico uterino no siempre implica desafíos para quedar embarazada o futuras complicaciones con el embarazo. A continuación te explicaremos cómo se evalúa el útero para detectar distintas anomalías y condiciones uterinas, y lo que estas implican para la fertilidad.
Cinco anomalías uterinas y lo que implican para la fertilidad
Cuando hay formas anómalas en el útero presentes en el nacimiento, estas se denominan “anomalías congénitas o malformaciones uterinas”. Algunas de estas anomalías se clasifican como malformaciones Müllerianas, las que afectan a hasta un 4% de las mujeres. Pero, ¿qué es una malformación Mülleriana?
Recordemos las etapas iniciales del desarrollo de un embrión. Todo el tracto reproductor femenino (útero, cuello uterino, trompas de Falopio y vagina) comienza como dos canales Müllerianos. Pero cuando el desarrollo de estos canales se ve alterado, dicho tracto presentará anomalías. A veces, las mujeres no se enteran de estas anomalías hasta la pubertad o cuando experimentan problemas reproductivos.
1. Útero tabicado: una pared de tejido
Un tabique uterino es un tipo de barrera en un útero que de otro modo luciría normal. Se produce cuando el interior de la cavidad está dividido por un muro de tejido que se extiende en parte o en toda la cavidad uterina.
“Un tabique, normalmente, no posee suministro sanguíneo, lo que hace difícil que el embrión pueda implantarse con éxito allí”, comenta en Dr. Cristian Jesam. “Esto genera una pérdida prematura del embarazo”.
En el caso de las pacientes con abortos espontáneos recurrentes, los médicos suelen realizar un examen llamado histeroscopia para observar el interior del útero. Si hubiera un tabique, los médicos pueden extirparlo durante ese procedimiento, lo que puede ayudar a las mujeres a llevar a término el embarazo.
2. Útero arcuato: variante normal
Un útero arcuato es una de las malformaciones Müllerianas más leves que a menudo se caracteriza por una leve muesca en la parte superior del útero, donde debiera haber una forma redondeada como la parte inferior de una pera.
“Las muescas pueden ser tan menores que un útero arcuato es prácticamente normal”, explica el Dr. Jesam
El útero arcuato se asocia menos comúnmente con complicaciones del embarazo e infertilidad.
3. Útero unicorne: medio útero
Un útero unicorne es una de las más raras malformaciones Müllerianas y se produce cuando se ha formado la mitad del útero.
Que esta anomalía suene como ‘unicornio’, no es coincidencia, explica el Dr. Jesam. “Tener solo la mitad del útero significa que este es más pequeño que uno normal, con una sola trompa de Falopio, así que esta anomalía adquiere el apodo de ‘útero de un solo cuerno’.
Una variación del útero unicorne también incluye un cuerno rudimentario que se debe al desarrollo alterado del canal Mülleriano.
Las mujeres con un útero unicorne corren el riesgo de complicaciones, entre ellas abortos espontáneos recurrentes, parto prematuro y embarazos ectópicos. Los úteros unicornes se presentan con muchas variaciones, por lo cual es importante entender la fisiología del útero.
4. Útero didelfo: dos úteros separados
Un útero didelfo es cuando alguien tiene dos úteros separados. Cuando los canales Müllerianos no se unen adecuadamente durante el desarrollo, pueden crecer como dos órganos separados.
Alguien con un útero didelfo no debería tener problemas para llevar un embarazo a término siempre y cuando el útero en el cual se desarrolla sea de tamaño normal.
Aunque esta es una condición rara, las mujeres suelen tener embarazos exitosos.
5. Útero bicorne: útero con forma de corazón
Otra anomalía congénita es el útero bicorne, o útero con forma de corazón. Un útero normal se parece a una pera. Con un útero bicorne, el desarrollo de las trompas deja una muesca en la parte superior del órgano, lo que lleva a la condición de este apodo.
“Las mujeres con esta condición no tienen probabilidades de experimentar infertilidad, pero pueden tener un parto prematuro de más alto riesgo o parto de nalgas (la guagua)”. Las mujeres presentan complicaciones simplemente porque no tienen suficiente espacio en el útero.
El tamaño del útero determina cuán bien este podrá transportar a una guagua. Al igual que el didelfo, las mujeres pueden pasar toda su vida sin saber de esta condición hasta que tratan de concebir o durante el embarazo.
Condiciones uterinas comunes que pueden afectar la “capacidad de albergar a una guagua” de un útero
1. Pólipos y miomas uterinos
Tanto los pólipos como los miomas suelen ser masas no cancerosas que crecen y ocupan espacio dentro del útero, lo cual afecta la capacidad de un embrión para implantarse y crecer. Los pólipos son el crecimiento excesivo del revestimiento endometrial y los miomas son tumores musculares lisos en el útero.
¿Qué significa esto para la “capacidad de albergar a una guagua”?
“Estas obstrucciones [pólipos y miomas] en el útero son las más comunes en nuestra lista de factores uterinos que pueden hacer que el útero sea menos ideal para el embarazo”, indica el Dr. Jesam.
Una vez extirpados, las mujeres pueden seguir tratando de concebir por sí solas o con la ayuda de un tratamiento para la fertilidad, como la inseminación intrauterina (IIU) o la fecundación in vitro (FIV).
¿Cuáles son los síntomas?
Muchas mujeres con pólipos y miomas uterinos no presentan ningún síntoma, mientras que otras tienen hemorragias o dolores tipo cólicos.
¿Cómo se trata esta condición?
Mientras algunas mujeres con masas más pequeñas pueden concebir, con frecuencia es necesario extirpar quirúrgicamente los pólipos y miomas.
2. Adenomiosis
La adenomiosis se produce cuando el tejido endometrial crece hacia el interior del músculo del útero en vez de revestir las paredes uterinas. Del mismo modo que la endometriosis, la adenomiosis también es una condición que reacciona al estrógeno.
¿Qué significa esto para la “capacidad de albergar a una guagua”?
La mayoría de los casos de adenomiosis se presentan en mujeres que ya pasaron los 40 o 50 años. Entre el 70 y el 80% de las mujeres que se han realizado una histerectomía para tratar la adenomiosis se ubican en este rango etario. La edad es uno de los principales indicadores de la fertilidad de una mujer, con disminuciones sostenidas a partir de los 35 años.
¿Cuáles son los síntomas?
La adenomiosis puede ser difícil de diagnosticar por dos motivos: 1) la condición suele coexistir con los fibromas; y 2) los síntomas se parecen mucho a aquellos de la endometriosis. Los síntomas comunes incluyen:
• hemorragia menstrual intensa o prolongada
• calambres menstruales intensos y agudos
• dolor pélvico crónico
• relación sexual dolorosa
¿Cómo se trata esta condición?
La adenomiosis tiende a desaparecer después de la menopausia. En el caso de las mujeres que no están próximas a la menopausia, las opciones de tratamiento incluyen:
• fármacos antiinflamatorios
• medicamentos hormonales
• histerectomía
3. Síndrome de Asherman y tejido cicatricial
El síndrome de Asherman consiste en la presencia de tejido cicatricial (o “adherencias”) en el útero.
¿Qué significa esto para la “capacidad de albergar a una guagua”?
El síndrome de Asherman también puede afectar la capacidad de un embrión para implantarse en el útero. “Para muchas mujeres, la formación de adherencias en el útero se observa con mayor frecuencia después de procedimientos quirúrgicos, entre ellos dilatación y legrado, remoción quirúrgica de miomas, o debido a la ocurrencia de una placenta retenida después de dar a luz una guagua”.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas del síndrome de Asherman pueden variar de una paciente a otra, pero pueden incluir:
• períodos suaves o ausentes
• dolor mientras se presenta la menstruación (con frecuencia, no se aprecia sangre menstrual puesto que las adherencias evitan que esta salga del útero)
• aborto espontáneo
¿Cómo se trata esta condición?
Las mujeres con presencia importante de tejido cicatricial en el útero suelen recibir tratamiento mediante un procedimiento quirúrgico principalmente donde se extirpa el tejido cicatricial.
4. Hidrosalpinx
“Un hidrosalpinx es una trompa de Falopio bloqueada que se dilata y se llena de líquido”, explica Dr. Jesam. “Este líquido puede derramarse hacia el útero y afectar la expresión de proteínas en el revestimiento uterino”.
Un hidrosalpinx suele presentarse debido a una infección previa, como chlamydia o gonorrea, una rotura de apéndice o la acumulación excesiva de tejido debido a la endometriosis.
¿Qué significa esto para la “capacidad de albergar a una guagua”?
Se ha determinado que la presencia de un hidrosalpinx disminuye las tasas de implantación y aumenta la ocurrencia de abortos espontáneos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas varían: algunas mujeres experimentan dolor abdominal recurrente, mientras que otras no presentarán ningún síntoma en absoluto.
¿Cómo se trata esta condición?
Para prevenir que el líquido que se encuentra en el hidrosalpinx se derrame hacia el útero, se recomienda ligar la trompa de Falopio afectada en el punto de entrada, o bien extirparla por completo. Una mujer con ambas trompas dañadas podría necesitar tratamiento para la fertilidad, como la FIV.
Cómo se diagnostican las condiciones uterinas
Si se sospecha de anomalías o condiciones uterinas, las pacientes deberán someterse a una de tres pruebas para poder confirmar un diagnóstico:
Histeroscopia: procedimiento quirúrgico que permite que un médico mire al interior del útero a fin de investigar el origen de una hemorragia uterina anormal o una causa de infertilidad o de abortos espontáneos.
Histerosonografía: prueba basada en una ecografía que sirve para evaluar la cavidad uterina. Durante este estudio, se instila un pequeño volumen de solución salina dentro del útero mientras se realiza la ecografía. Esto permite que el médico determine si miomas o pólipos se están proyectando hacia el interior de la cavidad uterina, lo que potencialmente altera la implantación del embrión.
Histerosalpingografía (HSG): prueba de rayos X con tinte que un médico usará para detectar varios tipos de tejidos, como pólipos, miomas o tejido cicatricial en el revestimiento del útero y bloqueos en las trompas de Falopio.