La vitrificación es la técnica empleada actualmente en reproducción asistida para la criopreservación (congelación) de óvulos, y embriones. En el caso de los óvulos, costó bastante tiempo encontrar el protocolo correcto para obtener buenos resultados.
Historia de la criopreservación
Antiguamente solo existía la técnica de “congelación lenta”, que ofrecía resultados razonablemente buenos para los embriones, pero no así para los óvulos, cuya tasa de supervivencia (porcentaje de óvulos que sobrevivía al proceso) era muy baja.
Por esta razón, tras muchas investigaciones se logró desarrollar la técnica de vitrificación, permitiendo aumentar considerablemente la tasa de supervivencia.
El motivo por el cual fue tan difícil conseguir buenos resultados con la criopreservación de óvulos, tiene que ver con el gran tamaño de la célula y su alto contenido de agua, que al congelarse tiene riesgo de formar cristales de hielo que pueden dañar la célula.
Con la aparición de la técnica de vitrificación de óvulos se dio un gran paso en el campo de la reproducción asistida, haciendo posible por primera vez la criopreservación de óvulos con excelentes resultados, y mejorando también los resultados de la criopreservación de embriones.
Vitrificación de óvulos
Este procedimiento consiste en una congelación ultrarrápida, que evita la formación de cristales de hielo durante la congelación.
Los óvulos son primero expuestos a una solución crioprotectora que los deshidrata y los protege de las bajas temperaturas a las que serán sometidos, para luego pasar desde la temperatura ambiente a una temperatura de -196º C de forma ultrarápida. La velocidad de enfriamiento es de -23.000º C por minuto, a diferencia de la antigua técnica de congelación lenta, en que la velocidad de enfriamiento era de -0,3º C. Este descenso ultrarápido de la temperatura, se logra exponiendo directamente los óvulos al nitrógeno líquido, que se encuentra a la citada temperatura de -196º C.
La vitrificación es una técnica que requiere gran precisión para lograr los resultados esperados. Los aspectos críticos involucran una exposición controlada, por corto tiempo, a los crioprotectores, una utilización de un volumen mínimo de solución de vitrificación al momento de exponer los óvulos al nitrógeno líquido, y una gran experiencia en el manejo de los óvulos.
Cuando la técnica de vitrificación es realizada correctamente, ocurre la congelación sin formación de cristales de hielo que puedan dañar las estructuras intracelulares, pasando el óvulo y el medio que lo rodea a un estado sólido de aspecto vidrioso, de ahí el nombre de vitrificación.
Los óvulos vitrificados son almacenados en nitrógeno líquido hasta que necesiten ser usados.
En este momento, se realiza la “desvitrificación”, procedimiento inverso, que consiste en pasar directamente los ovocitos de la temperatura de congelación (-196º C) a la temperatura de cultivo (37º C).
Preservar la fertilidad
El ritmo de vida actual ha hecho que muchas mujeres posterguen la decisión de ser madres. Sabiendo que el potencial reproductor de la mujer se reduce con la edad, la vitrificación de óvulos supone una gran ventaja, que permite que los óvulos sean criopreservados, conservando su calidad, pudiendo ser usados en el futuro, cuando la paciente lo decida.
Al mismo tiempo, la vitrificación de óvulos permite hoy en día la existencia de programas de oncofertilidad, en que mujeres que padecen cáncer, puedan criopreservar sus óvulos antes de ser sometidas a quimio o radioterapia, evitando así los efectos negativos de estos tratamientos en el potencial fértil de estas pacientes, y conservando intacta la posibilidad de ser madres después de vencer su enfermedad.