La piedra angular de la fertilidad femenina es el óvulo, también llamado «ovocito», huevo o gameto. Insospechadamente, el óvulo humano es una de las células más grandes del cuerpo de la mujer: tiene el tamaño de un grano de arena y es unas 16 veces más grande que un espermatozoide.

Cada mujer nace con un número de óvulos limitados, generalmente de 1 a 2 millones, cuya producción ocurre por completo mientras está en el útero de su madre y se detiene antes de nacer. Cuando la mujer llega a la menopausia (por lo general, a principios o a mediados de la cincuentena), apenas le quedan unos pocos cientos de óvulos, quizás menos. Sabiendo esto, es fácil ver por qué la edad es el factor más importante que afecta a la reserva de óvulos.

Los órganos reproductores de una mujer son la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios.

La vagina es un tubo muscular hueco, que va desde la abertura vaginal hasta el útero. El útero tiene forma de pera invertida, con un revestimiento grueso y paredes musculares; de hecho, el útero contiene algunos de los músculos más poderosos del cuerpo femenino. El útero es el lugar donde crecen las guaguas. Cada mes, la parte interna del útero acumula sangre y tejido como parte de su revestimiento. Si el óvulo de la mujer es fecundado por el espermatozoide del hombre, entonces el óvulo fecundado se adhiere a este revestimiento y comienza a desarrollarse una guagua. Si el óvulo no es fecundado por el espermatozoide, la mujer no se embaraza y el revestimiento se cambia durante el período menstrual.

En las esquinas superiores del útero se encuentran las trompas de Falopio, las que conectan el útero con los ovarios. Estos producen, almacenan y liberan los óvulos hacia las trompas de Falopio en un proceso denominado «ovulación». Al interior de cada trompa hay un pasadizo diminuto, no más ancho que una aguja de coser, que a veces se puede obstruir. Durante cada ciclo menstrual, uno de los ovarios libera un óvulo, el cual comienza a desplazarse hacia abajo por una de las trompas de Falopio con dirección al útero. Una vez que el óvulo se encuentra dentro de la trompa, los diminutos vellos que forran su interior ayudan a empujar al óvulo hacia abajo por ese estrecho pasadizo hasta llegar al útero. Nuevamente, si es fecundado por el espermatozoide, se produce la concepción. De lo contrario, el óvulo no fecundado y el revestimiento del útero abandonan el cuerpo a través de la vagina.

El Sistema Endocrino


El sistema endocrino hace referencia al conjunto de glándulas que segregan hormonas directamente al sistema circulatorio para que este las transporte hasta órganos distantes que son su objetivo. Las principales glándulas endocrinas son la glándula pineal o hipófisis, el páncreas, los ovarios (en las mujeres), los testículos (en los hombres), la tiroides, la paratiroides, el hipotálamo y las glándulas suprarrenales.

Como parte del sistema endocrino, los ovarios producen las hormonas sexuales femeninas llamadas «estrógeno» y «progesterona». Estas hormonas regulan el ciclo menstrual y también desempeñan una función muy importante durante el embarazo.

La hipófisis contribuye regulando las hormonas sexuales mediante la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). La FSH y la LH se aseguran de que el sistema reproductor funcione adecuadamente. La FSH estimula la maduración de los folículos ováricos en los ovarios y la LH ayuda a la ovulación en las mujeres.

Dado que todos los componentes del cuerpo humano trabajan de forma coordinada unos con otros, el equilibrio hormonal fuera del sistema reproductor es de extrema importancia para la concepción.