Inseminación artificial en Chile: Una alternativa en auge para un embarazo feliz

La unión entre un hombre y una mujer tiene como una de sus principales funciones la procreación para traer nueva vida al mundo y formar una familia. ¿Pero qué pasa si esto no es posible para algunas personas?

La principal causa son los problemas de fertilidad de un miembro de la pareja, o quizás de los dos, que impiden el embarazo; esto, a su vez, puede causar graves problemas en la salud emocional en algunas personas ante imposibilidad de tener su propia descendencia.

Este panorama mundial acabó en 1785, año en el que se tiene registro del primer embarazo producido «con ayuda». En Londres, el semen de un hombre fue introducido en la vagina de su esposa manualmente, con el resultado de un bebé fuerte y sano; a partir de ese momento comenzó la historia de la reproducción asistida, brindando grandes avances en el mundo de la ciencia y la medicina.

Pero no es sino hasta después de mediados del Siglo XX cuando se hizo popular la búsqueda de un embarazo por otras vías, por parte de parejas que no podían tener hijos de forma natural, especialmente desde la década de los 80 en adelante.

La historia de la inseminación artificial en Chile no es diferente. Todo comenzó con un matrimonio que a lo largo de 10 años no había podido tener hijos. Los problemas de fertilidad de la mujer le habían impedido salir embarazada, así que decidieron ir a Inglaterra, donde iniciaron su tratamiento y después de varios años y algunos intentos fallidos, nació Josefina Platovsky, el 18 de julio de 1986; ella sería la primera bebé in vitro del país. A partir de ese momento, comenzaron a hacerse populares las técnicas de reproducción asistida en Chile.

Actualmente, existen diferentes centros clínicos chilenos que realizan este tipo de procedimiento, según el Registro Latinoamericano de Reproducción Asistida (RLA), a los que diariamente acuden decenas de mujeres con un solo deseo: quedar embarazadas. Pero con el tiempo las realidades son otras y ya no solamente lo hacen aquellas que no puedan tener hijos por causas biológicas, sino también mujeres sin pareja, pero con ansias de ser madres, mujeres mayores que han postergado la maternidad, y parejas que ven en esta una alternativa natural para formar una familia.

En este sentido, cada año se realizan un aproximado de 400 procedimientos se inseminación artificial en Chile, con un crecimiento en aumento, pero como aún no existen bancos de esperma nacionales, se recurre a algunos extranjeros, como el mundialmente conocido California CryoBank. Además, la legislación chilena todavía no contempla ninguna ley de reproducción asistida, sin duda una materia pendiente en este aspecto, debido a que prácticamente cualquier mujer, sin importar su estado civil o orientación sexual, puede practicarse una inseminación artificial. Por lo tanto, si estás en la situación de querer tener un hijo y por alguna razón no lo has conseguido, nada te lo impediría, estás en tu pleno derecho de hacerlo sin ninguna limitación.

 

 

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